miércoles, 7 de mayo de 2008

PINTURA SIN IMPOSIBLES: PACO DE LA TORRE

Para quien no lo conozca parece una petulancia, pero al pensar en él como lo que es, un artista pintor, la explicación nos viene fluida. El hombre se caracteriza por ser el animal inteligente y el ser capaz de crear imágenes, la imagen le es propia al hombre, como nos recuerda Adolfo Barberá en el texto escrito para el catálogo de la última exposición del pintor. Y es aquí donde no hay nada imposible en la pintura de Paco de la Torre. Paco es un maestro de las imágenes, no conoce lo imposible en lo que a verlas y plasmarlas se refiere, convierte lo imposible en imágenes, en imágenes secretas e íntimas hasta que él las materializa, las crea. Paco ve el mundo, lo interioriza, lo hace suyo y entonces nos muestra su interpretación.

Pero así sería muy fácil, mirar y que esa mirada nos diga todo sobre la obra, sin embargo, esto no le interesa a Paco, hay más. No con sólo ponernos ante una de sus obras se realiza el diálogo, Paco espera más del espectador, espera que las vivencias de éste, sus recuerdos, sus referentes aparezcan en ese momento y enriquezcan así la obra, el diálogo, quiere crecer también con lo que aportamos al ver, que no siempre es comprender sus secretos, quiere nuestros referentes; así al final el secreto que ha sido desvelado, mostrado, vuelve a ser secreto, ahora también nuestro, y provocado por él.

Su última exposición ha concluido esta semana en Madrid en My name is Lolita Arts, el día antes de que Arco 08 contara con una obra suya un año más. Su última exposición se llama SECRETO, y eso es precisamente lo que no me gustaría que fuera para nosotros, sus paisanos, un secreto. Porque podemos y debemos estar orgullosos de tener un creador de esta categoría que nos represente fuera de nuestra ciudad, y tenemos que saber quiénes son todos los que están y cómo están todos los que son.
Este maestro nuestro de imágenes se abre al público mostrando sus secretos, haciéndolos públicos, pero no demasiado, por algo es un miembro destacado del grupo que los críticos denominan metafísicos, desde Bonet. Ser capaz de plasmar la abstracción de un idea con imágenes descriptivas, que todos seamos capaces de reconocer, pero sin dejar de ser un poeta y un intelectual, y respetando los secretos de la historia que nos cuenta, los secretos de las imágenes que contemplamos, de manera que siempre les quede algo para ellas, algo sin contar, su secreto, no es fácil, pero Paco lo consigue.

Todos los cuadros son un secreto. “El secreto de las imágenes” nos muestra desnudos en perfecto equilibrio sobre esferas blancas dirigiéndose hacia una espiral de papel blanco en ascenso hacia un punto negro, un objetivo, pero no es el fin lo que define el cuadro, es el camino, la dificultad del ascenso de los equilibristas, lo etéreo de la espiral que parece no tener fuerza para soportar el peso, la profundidad sin referentes superfluos, sólo el juego de tamaños y proporciones, el fondo azul. “Secreto de familia”, un amontonamiento de camas de mayor a menor tamaño, perfectas, podrían estar sin sábanas, oscuras. “Secreto de confesión”, confesionarios como muñecas rusas, con ventanas como orejas, uno dentro de otro y otro dentro de él y otro y otro, y al final siempre queda algo que no se confiesa.

“Agente secreto” con aureola de santo, pero de espaldas, anónimo, mascara inversa, sombras. “Guardar el secreto”. “Secretaria” con su mundo secreto de formas blandas y plegadas. Y “Secretario” ordenado y compartimentado. “El secreto de Mies” es todo un mundo de modernidad, un tratado sobre arquitectura muy personal del autor. Y “El secreto de la palabra”, la obra que ha expuesto la Colección Arsfundum en Arco 08, en la que Paco reúne su obra “Bandas de música” con símbolos muy personales, un equilibrista y platos chinos. Así los veo yo, y así forman parte de mi secreto.