martes, 9 de enero de 2007

NO SE PARECE A NINGUNA OTRA

No se puede parecer a ninguna otra. Estando como estamos en esta esquina de la piel de toro, entre Andalucía y el litoral levantino, teníamos, por necesidad, que ser diferentes.
Nuestra Feria siempre ha mirado al Mar. Quizás por ello uno de los mayores placeres de los que gozamos es bajar a la Feria por el Paseo, cerrado al tráfico, como un gran bulevar lleno de almerienses que se saludaban alegres, de fiesta. Las mujeres arregladas, engalanadas con volantes, lunares, mantones, y sobre todo con flores. A todas nos gusta disponer de esos días de excusa para adornar nuestro pelo con flores, frescas o artesanales, para lucir abalorios, escándalo de vivos colores, ¡qué nos digan guapas! Que los piropos sean el saludo, el comienzo de las conversaciones, adornados por sonrisas, por el olor a nardos que nos acerca la brisa marina ayudada de un abanico.
El Mar y la Noche, el reconfortante frescor que nos envuelve después de un día de calor, tomar unos vinos en la terraza del Taranto, como desde niña, cuando la única caseta era la de la Peña, o en el Parque, o en la Playa o en el Zapillo. La Feria de noche, con sus luces, sus ruidos, la gente, los niños, las familias, los almerienses de fuera que siempre vuelven a su feria, los saludos, las reuniones, las grandes pandillas que bailan hasta el amanecer, que comen y beben, que celebran estar de Feria, que celebran la alegría.
Salir por la mañana a por la merienda de los toros y tomar una cerveza, a por nardos, a por flores, a por unas alpargatas nuevas “que tenemos los pies hechos polvo”, y terminar brindando en el Quinto Toro. Una buena tarde de Toros. Ponerme guapa, salir con los amigos, bailar unas sevillanas, una rumba. Beber un vino de los Maños y después cenar un bocadillo de salchichas. Reír, sonreír, y volver a celebrar. En ocasiones, ver amanecer sobre el mar, desayunarme unos churros y volver a casa con la Diana.
Una Feria sencilla, de amigos, la feria que recuerdo, la que quiero recordar, la que espero que sea siempre nuestra Feria.
Carmen Rubio Soler